domingo, 19 de agosto de 2012

TE RECUERDO (3º PARTE)


El tiempo siempre corre, más aún para un joven adolescente enamorado que vive su primer mes junto a la persona que ama.

Estaba pensando hace una semana que podía hacer para impresionarla y demostrarle que la amaba profundamente. Los chocolates, las flores y cartas, ya no eran viables porque casi a diario lo había hecho en todos los colores, formas y tamaños, hasta que al pasar por una plaza vio pintadas las iníciales de dos personas dentro de un corazón, entonces supo que era lo que tenía que hacer, justamente caía día sábado la celebración, entonces fue pensando que escribir y donde hacerlo.

Se levantó muy temprano y como sabía que la pintura se borraría con el paso del tiempo, buscó una para que eso no ocurriera, se le ocurrió sacar prestado de las herramientas de su padre un formón, lo devolvería cuando ni siquiera pudieran darse cuenta. Y además elegir un lugar que significara algo importante para ambos, entonces sin duda, iba a utilizar el gran árbol del patio de su amigo aquel era el lugar indicado. Primero, en esa casa se atrevió a pedirle pololeo y segundo, siempre pasaban tiempo mucho tiempo allí.

Aquel patio era muy hermoso, contaba con múltiples arboles y varias flores; además, de un huerto familiar que la mamá de Francisco cuidaba con mucho esmero. En él existían dos neumáticos colgados, que desde pequeños utilizaban como columpios.

Entonces decidió ir a la casa de su amigo y pedir permiso.

- Aló- llamó muy fuerte y aunque nervioso, estaba seguro de conseguir el consentimiento.

- Pasa, Rigo, estamos en la cocina.

Caminó rápidamente y no pudo evitar que la sangre se le viniera a la cara de golpe. En pleno, estaba la familia de su amigo tomando desayuno.

-Siéntate mijito, ¿te sirvo un  té?

-Eh, no gracias, ya desayuné muy temprano.

-¿Y a que se debe ser tan madrugador, hoy? – Le pregunto entre risas el padre de su amigo.

-Hoy es un día muy especial y no tengo tiempo que perder, sólo tengo hasta las 5 y media.

Todos rieron sin entender, hasta que Francisco intervino. -Lo que pasa es que hoy cumple un mes con la Sofí. Por un segundo se extinguieron las risas y comenzaron otra vez, sin darse cuenta él también reía, sólo de los nervios que esto le causaba. Hasta que decidido, comenzó a hablar...

-Necesito pedirle algo a ustedes, por favor.

-¿Qué quieres?, ¿dinero?, ¿ropa?, o ¿consejos?, le consultaron aleatoriamente cada uno de los integrantes de la familia.

-No, no y no. Sólo que me dejen tallar en el viejo roble de su patio.

-Ah, y, ¿qué harás?

-Un regalo especial para ella.

-Eres tan romántico, un pequeño principito- Le dijo (quién) al suspirar largamente y guiñarle el ojo a su esposo.

-Bueno, siendo así, puedes hacer lo que quieras. Siempre que no sea dañino para el jardín está todo bien.

-Muchas gracias, sabía que podía contar con ustedes, son una gran familia, mis tíos favoritos.

Muy alegre salió corriendo al patio, pese  a que eran las 10 de la mañana, se encontraba luchando contra el tiempo, porque no quería perder ningún detalle.

Comenzó lentamente a limpiar la corteza del árbol y definir el tamaño del tallado que iba a hacer, aunque tenía claro lo que iba a escribir necesitaba darle una linda forma y trataba de recordar cada consejo que le había dado su padre anteriormente para lograr algo hermoso.

Centímetro a centímetro y sin descansar, estuvo por alrededor de tres horas escribiendo en aquel árbol, lo que sentía por ella. Se negó a almorzar y no le importó estar a todo sol; todo con tal de lograr tener lista la frase antes de esa tarde.

 Además, le faltaba ir a su casa, arreglarse, pasar a buscar a Sofía e ir al jardín de su amigo, estaba muy agradecido de la cercanía que tenía en todo esto, sino su lucha con el tiempo sería peor.

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